jueves, 27 de marzo de 2008

LO QUE APRENDÍ EN OXFORD

B”H
Disculpen que a esta altura del año nombre las vacaciones. Sí, ya sé. Toda la vorágine, el stress y los noticieros nos hacen olvidar rápidamente esos momentos de relax y desconexión con lo cotidiano. Pero no puedo evitarlo. Es que este verano, junto a mi esposo, fuimos invitados a visitar Oxford (antigua ciudad universitaria británica, y hogar de la primer universidad en el mundo angloparlante) por un gran amigo- graduado allí y hoy profesor. Nos encontramos con jóvenes judíos que estudian en el lugar e incluso, dimos una clase de judaísmo en uno de los cursos de la universidad. Caminar en un entorno tan añejo (tiene más de mil años) y cruzarse con un público que -en su mayoría- no pasa los 25 años, es realmente una atractiva paradoja. Pero además de los interesantes edificios, lo más llamativo es ver a los estudiantes con sus vestimentas tradicionales. En Oxford se usan diferentes ropas para distintas ocasiones de la vida universitaria. Cada alumno posee una toga, gorra, y corbata blanca (para los hombres) o negra (para las mujeres) al matricularse en la Universidad. Los vestidos se llevan a: Cena formal- todas las noches, Exámenes e informes de progreso académico, Matriculación, Encaenia anual- ceremonia de entrega de premios Honoris Causa, etc.
Podría parecer ridículo, en nuestra época, que jóvenes usen ropas del siglo XII. Sin embargo, en el 2006, un referéndum realizado entre los estudiantes, reveló que el 81% expresó un claro apoyo a la retención de la tradición de las vestimentas. Interesante... otra paradoja. Ésta y otras muchas costumbres de una de las Universidades más famosas del mundo (que tan didácticamente y con tanta paciencia nos explicó nuestro amigo) hizo un fuerte clic dentro de mi ser. Le pregunté: “¿Acaso los estudiantes conocen el origen de las costumbres que practican?” “No creo. Y muchos de los profesores, tampoco conocen el verdadero significado de las mismas” me explicó. Sin embargo, se enorgullecen de llevarlas a la práctica y se oponen a su abolición. ¿Por qué? Las tradiciones los proveen de una poderosa sensación de pertenencia.
“¡Ay!” Dije consternada. Nosotros, los judíos, tenemos tradiciones milenarias, con un profundo significado. Ningún detalle está librado al azar. Cada precepto- mitzvá, cada halajá- ley judía- están plenas de instrucciones. Todas ellas poseen un fuerte mensaje. ¡Una cadena de tradición de más de tres mil años! Nuestra misión, entonces, es descubrir ante nuestros jóvenes la importancia de vivenciar el judaísmo. Darles esa sensación de pertenencia y significado. ¿Van a preguntar? ¡Esperemos que sí lo hagan! Existen respuestas. Se acerca Pesaj. Quizás la festividad que posee más detalles, costumbres y leyes específicas. Es el momento de llamar la atención de los niños (y los no tanto). Prepararse para vivir un Pesaj con toda la fuerza que sólo pueden dar las ceremonias y tradiciones que nos indica la Torá. Mostremos sin miedo, con sano orgullo. Les daremos así, una profunda sensación de pertenencia. Y lograremos que en la próxima encuesta que se realice entre los jóvenes judíos, el 100% exprese su total apoyo a la continuidad del judaísmo viviente.
Miriam Kapeluschnik

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