lunes, 14 de mayo de 2007

RECORDANDO A NUESTROS MÁRTIRES

RECORDANDO A NUESTROS MÁRTIRES

La historia judía es, en realidad, un reflejo de la historia de la humanidad. Nuestro pueblo fue testigo de los grandes y más importantes acontecimientos en todas las épocas.
A simple vista, se trata de una historia marcada por la esclavitud, el destierro, terribles persecuciones, asesinatos y exterminio.
Parece la historia de un pueblo sufrido, acostumbrado a su penuria, entregado a su destino.
Sin embargo, nada más lejano de la realidad: El pueblo judío llora, se lamenta, sufre, pero sigue teniendo fe. Sigue firme y presente. Vivo.
¿Cuál es su secreto? Quizás podamos entender parte de éste, al leer la Plegaria que se recita en recuerdo a los mártires cada Shabat del año. Se cree que fue establecida luego de las masacres producidas durante las cruzadas.
Esta Plegaria que comienza con las palabras “Av HaRajamim” (Padre Misericordioso- Ver Mi Plegaria II-Editorial Kehot Sudamericana), es una declaración de que aunque nuestro pueblo haya sufrido un sin número de persecuciones y martirios en manos de naciones del mundo, sigue firme nuestro reconocimiento de que Hashem es nuestro Padre Misericordioso, y aunque nuestro intelecto no logre comprender las sendas de Di-s, estamos seguros de que Él es en esencia, bondad.
De todas formas, pedimos a Hashem que no olvide la sangre de nuestros mártires- todos los hombres, mujeres y niños- que dieron sus vidas por la santificación de Su Nombre.
Ellos murieron únicamente porque eran judíos, víctimas inocentes del odio y la crueldad.
Estamos en los días previos al 9 de Av. Día marcado por terribles tragedias, día de la destrucción de ambos Templos de Jerusalém. Es un día de ayuno completo y lamentación. Sin embargo, dentro de él está encerrado el mensaje aparentemente contradictorio: Lamento y Fe. Destrucción y Construcción. Oscuridad y Luz. Exilio y Redención. Esta es la vida del iehudí. Éste es su secreto: consternación y optimismo al unísono.
Estamos en el exilio, pero Hashem nos indicó que del destierro nacerá la redención.
No nos olvidamos de nuestros mártires, de las víctimas de la maldad humana. Los recordamos y pedimos por ellos cada semana. Aunque hayan pasado diez años. Aunque hayan pasado diez siglos. Y sabemos que finalmente la justicia llegará. Pero no nos detenemos únicamente en los lamentos y reclamos: ACTUAMOS. Si queremos que la memoria de estos santos permanezca intacta debemos vivir por lo que ellos murieron. Es nuestra obligación cuidar que el judaísmo permanezca fuerte y floreciente. Hay un sólo camino para ello: VIVIRLO. A través de la Torá y sus Mitzvot. Al estudiar Torá, comer Casher, colocar Tefilín, encender las velas de Shabat, colocar una Mezuzá, etc, estaremos cumpliendo con nuestro cometido. Todos aquellos que nos quisieron destruir, hoy ya no están. ¡Nosotros estamos aquí hoy, por sobre todas las cosas, porque sabemos que Hashem cumplirá con Su promesa y nos enviará a nuestro justo Mashiaj Ya! Miriam Kapeluschnik

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