lunes, 14 de mayo de 2007

¿TE GUSTA RECIBIR VISITAS?

Seguramente la mayoría de las personas responderá positivamente. Nada más lindo que arreglar un día y una hora con amigos o parientes. No hay como una cena familiar planificada, un té con amigas o un asado de camaradería.
Sin embargo, los iehudim tenemos una Mitzvá –precepto- llamada HAJNASAT ORJIM, algo así como “hospitalidad con los huéspedes”. Esas visitas que no tenemos tan planificadas y que quizás ni siquiera estaban previstas. Personas quizas vemos por primera vez. El epítome de esta Mitzvá- Abraham Avinu, nuestro padre- nos la heredó con todo el fervor con el que la llevaba a cabo. La mayoría de los relatos de la vida judía a través de nuestra milenaria historia, están basados en esta importantísima Mitzvá. Todas las comunidades judías practicaron este precepto sobresalientemente. Pero... ¿hoy en día? ¿Para qué están los hoteles y los restaurantes? ¿Qué tengo para hablar con un desconocido?
Hace unas semanas una de mis amigas, que se destaca inmensamente junto a su esposo por recibir huéspedes esperados e inesperados en su casa, me relató una anécdota que recién había sucedido y que me llenó de admiración: Su esposo había viajado al interior del país por negocios y volvía a su casa un jueves de noche. En el aeropuerto, mientras esperaba abordar su avión, se le acercó un grupo de mochileros israelíes que viajarían con él y que lo identificaron como iehudí (nuestro amigo es un jasid de Jabad). Se saludaron con el tradicional Shalom, y luego de un intercambio cordial de palabras acerca de los hermosos paisajes de la Argentina, nuestro amigo les preguntó: “¿Saben que mañana es Shabat?” Ellos respondieron: “¡Si, por supuesto!” A lo que él agregó: “ ¿Quieren venir a participar de la cena de Shabat a mi casa?” Ellos sonrieron agradecidos, y se disculparon: “Gracias por su invitación. Pero nuestros amigos en Buenos Aires ya nos avisaron que estaremos este Shabat en la casa del Sr X” El esposo de mi amiga sonrió sorprendido y les dijo: “Mucho gusto. ¡Yo soy el Sr X!” Al otro día, para la cena de Shabat, llegaron a la casa de nuestros increíbles amigos ¡¡¡26 mochileros!!!.
Como en muchas casas judías, cada Shabat o Festividad, mi hija menor insiste siempre en colocar cubiertos demás en la mesa. Y cada vez que lo hace me recuerda que así, cuando mi esposo llegue de la Sinagoga con algún huésped que “no figuraba en la lista” éste sienta que en realidad estábamos esperándolo. HAJNASAT ORJIM consiste pues, en recibir a nuestros invitados con alegría, brindándoles lo mejor que tenemos. Compartiendo con ellos nuestra comida, nuestra atención, enseñanzas de la Torá, un momento de calidez y belleza espiritual. Hashem nos da la posibilidad de elevar a través de esta Mitzvá cada uno de los elementos físicos que intervienen en ella. No importa el tamaño de la casa o de la mesa. Como decía una antigua publicidad, que bien podría ser el slogan del HAJNASAT ORJIM verdadero: ¡Siempre hay lugar para uno más!
Miriam Kapeluschnik

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